Probablemente no deberías haber atracado ese banco. Ni tampoco haberte comido ese burrito tan picante para desayunar. «Un problema por vez», te dices a ti mismo. «Vale, Guy, la has pifiado a lo grande, pero este juicio podría darte la oportunidad de redimirte».
Mientras te preparas para testificar ante el tribunal, tu cabeza se llena de voces enfrentadas.